domingo, 8 de febrero de 2009

el derecho a la vida


El debate en torno a la eutanasia está en estos días de rabiosa actualidad debido al caso que se ha presentado en Italia de una joven que lleva en coma 16 años, Eluana Englaro. Hace dos años ocurría algo parecido con Piergiorgio Welby, quien, aquejado de distrofia muscular, pidió permiso para morir al presidente de la República Italiana. Como suele suceder, casos particulares como éstos sirven para que cada cual dé su opinión y se reproduzca una discusión que gira en torno a una pregunta: ¿es ético proporcionar la muerte a quien quiere morir?

Bien, en principio hay que dejar claro que la eutanasia es un concepto derivado del suicidio. La única diferencia entre ambos es que el suicida acaba con su vida de manera autónoma, mientras que el enfermo que solicita la eutanasia lo hace por su incapacidad física para llevar a cabo tal acto. En ambos casos, por tanto, el debate que está sobre el tapete es el derecho de las personas a poder terminar su vida voluntariamente.

Derecho, bonita palabra. ¿Qué es el derecho? ¿Qué significa tener derecho a hacer algo? ¿Que estamos obligados a hacerlo? Creo que no. El derecho a la propiedad existe, pero alguien que decida voluntariamente vivir sin propiedades de ningún tipo no atenta contra ese derecho; es más, lo está ejerciendo. En mi opinión, derecho significa libertad, lo contrario a obligación. Si fuera obligatorio poseer una casa, no existiría el derecho a la vivienda. Los hombres tienen que tener garantías de que pueden ejercer sus derechos, pero siempre con libertad de elección (de lo contrario, no se puede hablar de derechos).

Así, si aplicamos este razonamiento al derecho más fundamental que tenemos los seres humanos, el derecho a la vida, cabría preguntarse: ¿tenemos realmente reconocido este derecho? ¿Puedo yo disponer individualmente de mi propia vida? Y retomando el tema del suicidio y la eutanasia: ¿se puede hablar de derecho a la vida cuando, como ocurre hoy en la mayoria de países, no tenemos la posibilidad de disponer libremente de ella? Mi opinión, por tanto, es que en aquellos países donde la eutanasia es ilegal, no existe un auténtico derecho a la vida, sino una obligación a la vida.